La Seguridad es una Paradoja

A cualquier chavista que se la quiera hacer de inteligente diría que la palabra "Miedos" y "Medios" -de comunicación- es una anagrama y una conspiración misma del imperialismo yankee. Y aunque el hecho de que las palabras "miedos" y "medios" utilicen las mismas letras, pero en diferente orden, es tan sólo una casualidad, es indudable que ambas pueden incidir mutuamente sobre la otra, pero ese no es el tema de hoy.

El miedo es la mejor herramienta política que tienen todos los gobiernos e instituciones (incluye empresas) del mundo, y siendo el miedo un instinto básico y emocional de casi todos los seres vivos, quien pueda manipular el miedo, puede hacer virtualmente cualquier cosa.

El ejemplo clásico es el de la supuesta "existencia de armas nucleares en Iraq". La administración Bush no tenía ni la más mínima prueba de dicha afirmación, tan sólo una corazonada y, dado que el pueblo estadounidense había sufrido el peor ataque terrorista de su historia, y eran un pueblo que estaba -y todavía está- aterrado con cualquier cosa que huela a amenaza terrorista, sería muy fácil hacer que el pueblo estadounidense ataque a Justin Bieber si lo pintan como un conspirador canadiense que quiere amenazar "la seguridad nacional" al lavarles los cerebros a los niños. Así, de una estúpida paranoia, y de apelar a los miedos de la gente, nace la guerra de Irak. (Además, el uso de la razón nos dice que no puedes atacar a un país que tenga en posesión una bomba nuclear, por la misma razón que un hombre desarmado no ataca a uno con un arma... A menos que no te importen las consecuencias). De hecho, los estadounidenses son tan paranoicos, que hace unos días en Twitter, se creó el hashtag "#AdiosAmerica", que era el modo en que los twitteros mexicanos se despedían del Club de fútbol América, y muchos gringos, al verlo, pensaron que "Adios América" se refería a una amenaza terrorista, especialmente por la reciente muerte de Osama Bin Laden. (Véase la noticia por aquí). He ahí lo que pasa por la cabeza de esa pobre gente.

Así, la gente exige seguridad. ¡Por supuesto! A todos nos gusta sentirnos seguros, y de que no hay nada que nos hará daño... o algo peor. Si viviéramos como el resto de los animales, sólo muy pocas veces nos podríamos sentir seguros, puesto que las amenazas estarían por todos lados: depredadores, enfermedades, el clima, etc. Pero resulta que no es así, nosotros vivimos en nuestros propios ambientes -creados por nosotros mismos- y no hay otro animal que realmente presente una amenaza para nosotros, con la única excepción, de otro ser humano. "El Hombre es el lobo del Hombre", decía Thomas Hobbes. Así, cuando exigimos seguridad, entendemos que el Hombre (por supuesto, esta palabra incluye a la mujer) es el lobo del hombre, por lo tanto, le exigimos al Hombre que nos proteja del Hombre. ¿Irónico -y gracioso-? Claro que sí.

Como ya bien sabemos, sobre quien cae el peso de protegernos a todo nosotros es al Estado. Es el Estado quien me protegerá del resto de los hombres. Y eso parece una buena idea, pero es paradójico.

El pensamiento básico de la "seguridad" es así:

1. Todo ser humano, por X causa, representa una amenaza hacia mi.
2. Si todo ser humano representa una amenaza, el ser humano no es confiable.
3. Por lo tanto, es necesario una forma de controlar, intimidar o castigar a los seres humanos por sus actos. Esa es la función del Estado.

Sin embargo, al parecer se nos olvidó que:

1. El Estado está conformado por seres humanos.
2. Si el Estado está lleno de humanos, entonces el Estado no es confiable.
3. Por lo tanto, es necesario la desaparición del Estado.

No sólo el argumento en sí de la seguridad es contradictorio, sino que existe un conflicto de intereses entre el Estado y la Sociedad. Por ejemplo, si yo soy un funcionario policial, eso quiere decir que me gano la vida a través de la inseguridad. Si no hay inseguridad, entonces mi empleo no tiene razón de ser, y no sólo me quedaré desempleado, sino que pierdo mi autoridad y mi poder. En ese caso, ¿Me conviene que te sientas "seguro"? Y si yo fuera presidente, ¿Me conviene que los problemas del país se resuelvan? ¿De verdad me conviene que se acabe aquello que es la razón de ser de mi poder y riqueza? O poniéndolo de otro modo: ¿Me conviene que los problemas sociales se resuelvan por otros medios no estatales?

¿Estoy siendo paranoico? Por supuesto que lo estoy siendo, estoy siguiendo la misma lógica de la seguridad. Pero desafortunadamente, la amenaza del Estado es tan cierta como cualquier otro tipo de amenaza. Empeñarse en la seguridad es un tiro que te puede salir por la culata. Es cierto, el Estado bien puede defenderme de los demás, pero ¿Quien me defiende del Estado? Por esa razón es que nace lo que llaman "Derechos Humanos", es decir, las responsabilidades que tiene el Estado -y sus funcionarios- para con los ciudadanos (Respeto a las libertades, facultades, instituciones o reivindicaciones relativas a bienes primarios o básicos que incluyen a toda persona, por el simple hecho de su condición humana, para la garantía de una vida digna). Pero los Derechos Humanos también son irónicos, puesto que es el Estado quien me debe hacer "justicia" por las injusticias del Estado... Y no tengo que señalar la ironía, ¿Verdad?

Yo creo que todo el enfoque de la seguridad está mal planteado. Como yo lo veo, cuando hay un problema, hay dos tipos de personas: las que atacan el problema por las ramas, y las que la atacan por la raíz. La primera, cuando ve a una hierba mala, la corta por las ramas. Es decir, son aquellas personas que buscan resolver los problemas después de ocurridas (ex post facto), como lo es la imposición de reglas, moral, mandamientos divinos, leyes, policías, cárceles, etc. Pero desgraciadamente, como es bien sabido, si cortas la hierba mala por las ramas, esta siempre vuelve a crecer: ni la delincuencia, ni otros males, se acaban. Del otro lado, está el segundo tipo de personas, más raras de encontrar, que al ver la hierba mala, la arrancan de raíz, no dejando lugar para que vuelva a crecer. Es decir, son las personas que intentan resolver un problema atacando las causas. Si decimos que la pobreza es una de las causas de la delincuencia, entonces lo que tenemos que hacer es reducir -yo preferiría abolir- la pobreza. Por supuesto, hay muchas teorías de como acabar con la pobreza, y las preferidas son las teorías liberales y las socialistas, pero independientemente de cual sea la teoría predilecta, esa es la estrategia que hay que trazar, y dejar de solucionar los problemas cortándolos por las ramas. Eso es lo más racional. Y eso no es una "política pública" que debe ser trazada por el Estado, sino por nosotros mismos como sociedad.

Hay un frase de Benjamin Franklin que dice: "Aquel que cede un poco de su libertad por un poco de seguridad, no se merece ni una ni la otra, y acabará perdiendo ambas". ¡Háganle caso a uno de los padres fundadores del Imperio!

Comentarios

Anónimo dijo…
Viejoo, eres un maestroo, gran ensayista

serias un bueen lider (autoridad legitima) c: