La violencia en la protesta social


Desde la izquierda se solía pensar que violencia no es hacer barricadas, quemar autos y lanzar piedras a la policía, sino que la verdadera violencia surge cuando no se tiene pan en la mesa, no hay medicinas en los hospitales y no hay un techo donde dormir. Esa era la verdadera violencia, o al menos así fue hasta el especialisísimo caso de Venezuela.

El debate sobre la validez del uso de la violencia en las manifestaciones públicas se ha reabierto una vez más, esta vez en el contexto de las protestas que acontecen en Venezuela desde hace dos meses, a la fecha en la que se escriben estas palabras.

La pregunta es evidente: ¿Es válida la violencia como forma de protesta?

La validez de algo tiene una carga tremendamente subjetiva, y puede depender de las experiencias y las creencias; asimismo, que algo sea válido no implica necesariamente que sea cierto, sólo quiere decir que cumple con los mínimos requisitos de la lógica. Por ejemplo, teniendo en cuenta la experiencia y la forma con la interactuamos con el mundo, es válido pensar que el mundo es plano, aunque no sea cierto.

De esa manera, más importante que la "validez" es la congruencia que tenemos sobre la protesta violenta. Si consideramos que unas protestas violentas son válidas y otras no, argumentando razones ideológicas, históricas o cualquier otra, entonces estaríamos cayendo en una doble moral. Para no ser acusado de tener una doble moral, se debe tener alguna de las siguientes posturas:
  1. Todas las protestas violentas son válidas (visión positiva).
  2. Todas las protestas violentas son repudiables (visión negativa).
  3. Las protestas violentas no son ni buenas ni malas, son sólo un tipo más de protestas. (visión indiferente).
Al menos con una de las tres posturas mencionadas se puede ser objetivo, pero la objetividad tampoco implica tener la razón. Para tener mayor claridad sobre que postura es mejor, quizás sería importante hacer esta pregunta: ¿Es la protesta violenta útil?

Por desgracia, la "utilidad" es tan subjetiva como la "validez": lo que es útil para mi, quizás no lo sea para ti. No a todos nos funciona el mismo remedio ni en las mismas dosis, lo que quiere decir que una protesta violenta podría funcionar en determinados contextos. Asimismo, habría que tener en cuenta: ¿Útil para quién?

Vayamos a 1789. A los fines de la Revolución Francesa y el derrocamiento de la monarquía, las violentas manifestaciones populares fueron útiles, sobre todo aquella parte de cortar cabezas monárquicas. 

Ahora vamos a adelantarnos justamente 200 años después (1989). Las violentas protestas ocurridas durante el llamado Caracazo, en Venezuela, han sido muy útiles para el chavismo a la hora de disponer argumentos en contra del neoliberalismo y una buena parte del pasado republicano.

¿Y qué sucede ahora en Venezuela? ¿Son útiles? De nuevo, hay que preguntar primero: ¿Para quién? 

Desde el punto de vista de la dirigencia de oposición, no resulta positiva, dado que las protestas violentas dan argumentos al gobierno para calificarlos de "terroristas" y entre otros de tantos calificativos, así como desalienta a algunos más moderados (incluyendo chavistas decepcionados) a seguir los pasos de sus líderes. En contraposición, claramente el gobierno se ve beneficiado con los actos violentos en que incurran algunos elementos de la oposición.

Para las bases opositoras, sobre todo las más extremistas, la protesta violenta es un modo de descarga de la rabia contenida durante mucho tiempo. Hay una apología inconsciente a la teoría de la "propaganda por el hecho" de los anarquistas del siglo XIX: la creencia de que un evento de gran impacto provocará la atención de las masas que hasta ahora observan a lo lejos, inertes e indiferentes. Pero ello por lo general no funciona, dado que las masas ven con terror y rechazo todo acto violento, generando el efecto contrario al deseado. Sin embargo, a pesar de ese rechazo generalizado, los opositores extremistas sienten que es tan imposible una salida negociada con el gobierno, un gobierno que se muestra tan claramente dictatorial, que sólo ven la salida violenta como la única manera de conseguir sus objetivos.

Es decir, ¿Para quién es útil la violencia en este caso? Al gobierno le es más útil combatir fuego con fuego, dado que su "fuego" está justificado por ser el dueño del "monopolio de la violencia legítima", como decía Max Weber. Todo el mundo entiende para quien es más útil la violencia, lo cual alimenta todo tipo de teoría conspirativas, como posibles infiltrados del gobierno en las manifestaciones opositoras para generar violencia, pero ello no es de interés para este post.

Ahora bien, quiero regresar al principio. Si creemos en lo que nos dice el fallecido poeta uruguayo, violencia no es lo que hace la oposición al lanzar piedras o quemar cauchos y carros, violencia es cada vez que un venezolano no puede comprar medicinas porque no hay, violencia es ver como los precios suben cada semana, violencia es que el sueldo integral (sueldo mínimo más bono de alimentación) apenas cubra la quinta parte de la canasta básica alimentaria. Inclusive, si aceptamos la tesis de la guerra económica, el gobierno venezolano es el responsable de la situación económica por haber sido incapaz de hacer frente a quienes dice que hacen daño al país. Por donde sea, ninguna la ganan los que están en el poder, quienes según cuenta la leyenda fueron encapuchados que luchaban contra la policía antes de 1999.

Teniendo en cuenta lo anterior, lo importante siempre ha sido entender de donde proviene la verdadera violencia.


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